Home AUTOSTOP 13 Cosas que aprendí viajando a dedo y con poco dinero por el mundo

13 Cosas que aprendí viajando a dedo y con poco dinero por el mundo

por Gonzalo Cazenave
0 comment

Hace poco más de 1 año y medio regrese a Buenos Aires, Argentina, luego de recorrer 140.000 kilómetros por el mundo en solitario. Prácticamente salí de mi casa con mi mochila al hombro y llegue por tierra, cruzando los grandes océanos en Avión hasta el ultimo pueblo de Nueva Zelanda.

No conforme con una vuelta al mundo por tierra y a dedo, volví a casa por tierra volviendo a cruzar Oceanía, Asia, Europa, Centro América y Sudamérica. Conoci paises como Rusia, Mongolia, China, Tailandia, Australia, Kazakhstan, Vietnam y un montón de ciudades y países en el medio. Luego de ese viaje que duró 4 años y 52 países, volví a realizar 2 viajes mas por Sudamérica y en 1 mes viajare nuevamente. Tantos kilómetros, culturas, gente y experiencias te dejan enseñanzas que relatare en esta nota. Disfrútenla.

MOSCU

MOSCU

Nota escrita por Gonzalo Cazenave

Que nada es imposible.

Cuando le conté a los míos que iba a recorrer el mundo a dedo surgieron preguntas…¿Y con qué dinero? ¿Pero vos sabés algo de supervivencia y de rutas?. Y no faltaron los “¡Estás loco, Gonza!”. Yo era un oficinista frustrado que no sabía ni cocinar, ni armar una carpa y que ni tenía una cuenta bancaria. Hoy llevo 6 años en la ruta y 140.000 km recorridos en 52 países. Lo único que nos impide hacer algo es la mente. La clave es no pensar tanto, porque los pies siempre siguen al corazón. Y así un día te encontrás viviendo tu sueño…

 

A no prejuzgar.

Camino a Beijing, China.

Cuando sos un viajero las 24 horas del día te cruzás con gente pobre, con gente rica, con gente de todos los colores y de todas las culturas. Y aprendés a respetarlos a todos por lo que son y por sus historias y, sobre todo, por lo que te brindan como seres humanos, más allá de toda ideología.

A no hacer grandes planes y a aceptar que la vida está cambiando todo el tiempo.

Cuando decidís viajar por tiempo indefinido tu vida cambia, ya no es la vida estructurada y planificada que tenías. De pronto decidís tomar otra ruta, o conocés a una persona con la que querés compartir el camino por un tiempo. O quien maneja el auto que paró para llevarte te sugiere ir a un lugar que nunca habías escuchado nombrar…Ahora, que casi estoy a punto de volver a Buenos Aires, creo que estos cambios de planes fueron lo mejor de mi viaje y es seguramente una enseñanza que voy a aplicar todos los días de mi vida. Como dice la canción de John Lennon, “la vida es eso que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”.

2 Vueltas al mundo a dedo

A vivir el día a día (¡y a vivirlo a pleno!).

Viajar con la mochila al hombro es vivir una aventura cada día. A diferencia de cuando trabajaba en la oficina, ahora nunca sé qué me va a deparar el día de mañana…No tengo rutinas ni cuentas que pagar a fin de mes y mi única preocupación es rebuscármelas para saber qué comer o dónde dormir HOY. Y mañana? ¡Mañana será otro día! ¡Y otra aventura!

A ser paciente y positivo.

Haciendo dedo en Rumanía.

Para un viajero como yo, que anda por las rutas a dedo, mi mejor aliada es la paciencia. Si salís a la ruta sin paciencia, te garantizo que en 48 horas o te volvés a casa o te recibís de Doctor en Paciencia en tiempo récord. ¡A veces toca esperar cuatro, cinco horas o un día entero en la ruta! Y la mejor solución es renovar el estado de ánimo. Si en una hora de esperar nadie te saluda ni te toca bocina, te movés unos cien metros, dormís media hora, comés algo o te tirás a mirar el cielo. No hay que desanimarse. Si pasaron 100 autos y no frenaron, el 101 es posiblemente que te lleve. O el 102 o, más que seguro, el 103. ¡Hay que mantenerse positivo!

A que no siempre el idioma es una barrera para comunicarse.

Cumplir un sueño no es siempre como en las películas…Y en la vida real me encontré con muchas situaciones difíciles. Fui a China, a Rusia, a Ucrania, a Kazajstán y a Myanmar, por ejemplo, donde no se hablaba inglés ni español. Los recorrí a dedo ¡y solo! Y les puedo asegurar que descubrí habilidades que no sabía que tenía: A comunicarme por señas, a pedir a quienes hablaban un poquito de inglés que me escribieran un mensaje en la lengua local para mostrárselo a los conductores en la ruta y, lo fundamental, confirmé que una sonrisa te abre mil puertas y es el único idioma universal.

Aprendí a no depender de nadie más que de mí mismo.
Aprendí a hablar idiomas que no conocía.
Aprendí que el mundo no es tan malo como lo muestran en la tele.
Aprendí a amar a la gente.
Aprendí que el mundo es mi casa y el de quien quiera recorrerlo.
Y aprendí que el camino nunca es equivocado cuando se trata de buscar la felicidad.

Myanmar

 

Lago Baikal, Siberia Rusia.

Nota escrita por Gonzalo Cazenave para MatadorNetwork.
Fuente: Matadores Network

Artículos Relacionados

Deja tu comentario

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Acepto Leer más

Privacy & Cookies Policy